Crónica de una Muerte Anunciada

Con estupor he recibido el ajusticiamiento de Hussein. No voy a hacer ninguna defensa personal hacia la figura de ex líder de Iraq, simplemente me voy a referir a que el destino de Hussein estaba escrito desde el primer minuto en que fue tomado prisionero. En un juicio montado por el imperialismo yanqui y avalado por el gobierno títere de Iraq, en donde faltaron las mínimas garantías de un juicio justo, donde abogados del acusado eran asesinados, donde se presentaban pruebas que la defensa no lograba ni siquiera conocer para poder refutarlas, etc. Un show donde lamentablemente estaba en juego la vida de un ser humano condenado a morir en la forma más horrible en la cual un hombre es asesinado.

Me atrevo a decir que esto traerá consecuencias terribles para Iraq, dado que para mí la permanencia de las tropas norteamericanas tiene sus días contados, pues la situación será insostenible y los EEUU ya huelen una dramática segunda derrota como la sufrida en Vietnam.

Cuando hacían referencia a los increíbles crímenes que cometió este sujeto, a mí no me cabía ninguna duda que debía pagar, pero lo más correcto habría sido un juicio en una corte internacional y con las debidas garantías de algo justo.

Y pensar que por estos lados tuvimos a un tirano asesino que logró burlar a la justicia, más precisamente a la corte suprema, que una y otra vez acogía la tesis de los abogados en el sentido que el ex dictador estaba enfermo, que estaba loco, que estaba viejo y no soportaría un juicio, etc. Para mí los crímenes de Hussein son totalmente repudiables, pero también las miles de víctimas de Pinochet, que sí contó con un debido proceso y tuvo las garantías de poder esquivar hasta la muerte la justicia.

El padre Federico Lombardi, portavoz del Vaticano, señaló que "una pena capital siempre es una noticia trágica, una razón para la tristeza, incluso si tiene que ver con una persona que es culpable de crímenes graves".
"La pena de muerte a un culpable no es el camino para reconstruir la justicia y reconciliar a la sociedad", subrayó Lombardi.
"Existe el riesgo de que alimente el espíritu de venganza y de nuevas violencias", agregó el portavoz de la Santa Sede.